TRANSFORMACIÓN

Transformación. De la vasija a la ciudad

La materialización de la modernidad ecuatoriana como proyecto de múltiples escalas es una consecuencia ineludible de la voluntad de construir una obra de arte total y, al mismo tiempo, de la necesidad de dar respuesta a las demandas de una sociedad en transformación. Su aproximación al paisaje se refleja en referencias claras – directas o indirectas -, a una imponente geografía observada desde la ciudad en consolidación, así como en las materialidades y cualidades formales y simbólicas de sus diferentes manifestaciones. 

Particularmente en Quito, la paulatina acción sobre el territorio, favorecida por factores económicos y políticos que incidieron en la creación de nuevas piezas urbanas, apeló a lógicas urbanísticas modernizadoras que permitieron el surgimiento de nuevos sectores e infraestructuras, cuya lógica sistémica se abrió campo junto a la abigarrada ciudad de matriz colonial. La multiescalaridad de esta empresa también implicó la transformación de los modos de la producción de la arquitectura, que moldearon arquitecturas de carácter icónico, en diálogo con el potente paisaje cordillerano. En su interior, estas arquitecturas ofrecieron puestas en escena de la domesticidad moderna, diseñada hasta en su más mínimo detalle – inclusive el vestuario y joyería de sus potenciales habitantes –, alimentando una cultura visual aspiracional en la que también hubo cabida para expresiones artesanales locales como la alfarería y el tejido.