Este proyecto fue desarrollado en 1994, siendo una residencia unifamiliar de arquitectura contemporánea en tierra. De esta manera vemos como la arquitectura vernácula ha evolucionado durante años a partir de la sabiduría de la gente, tomando la forma del sitio y aportando con su lenguaje particular a cada lugar en el que se sitúa. Una acumulación de reflexiones y aprendizaje sobre lo más acertado o deseable de un lugar, una alternativa que surge de su cultura, para su cultura.
La Casa Cueva, es una residencia diseñada “hacia adentro”, con aberturas y elementos que permiten su comunicación controlada con su entorno, debido a una clara opción asumida por el autor del proyecto para garantizar la privacidad de sus propietarios.
La casa es, en este caso, un objeto arquitectónico pensado como una escultura, en la cual la luz marca los recorridos y el carácter de los espacios, desde un exterior luminoso propio de Quito, una ciudad andina localizada en la mitad del mundo a 2.800 msnm, hasta la penumbra total del interior, según lo señaló Handel Guayasamín.
El recorrido mantuvo la interacción entre el autor, la propietaria y los asistentes quienes participaron abiertamente del diálogo haciendo que la visita se convierta nuevamente en un espacio de encuentro e intercambio.
Un aporte muy interesante. Muchas gracias por la ilustración. Saludos.