Desde el anhelo por ver lo que debe ser visto, comprometernos y entender nuestra presencia; la sección de los viernes pretende (re)descubrir obras que, a través de su aceptación y dominación de la realidad se han desafiado para buscar “nada menos que el todo”.

Compartimos una selección de fotografías que retratan tres de los bellos juegos de Le Corbusier en Francia, esta vez, desde el lente de un estudiante de arquitectura. Esperamos que este punto de vista nos permita acompañar el viaje y extraiga así distintas reflexiones.

 

 

Por Juan Felipe Quiñonez

Tiempo de lectura: 2 minutos; número de palabras: 326

 

Siempre se habla sobre el buen arquitecto y la buena arquitectura, pero nunca se comenta, ¿qué es un buen arquitecto? y ¿cómo se logra la buena arquitectura?

Construir un proyecto canónico que se convierta en referente de arquitectura va mas allá del proyecto, se requieren las condiciones adecuadas y el lugar propicio; no todo buen diseñador tiene las condiciones idóneas, ni tampoco las condiciones propicias siempre van a tener un buen diseñador. Es por esto que el trabajo del arquitecto debe ir más allá de proyectar; un buen arquitecto crea sus condiciones, debe ser el encargado de dirigir el futuro de sus proyectos y por lo tanto buscar las herramientas adecuadas para cultivar su obra, es decir, el arquitecto debe ser el artífice y creador del destino de su proyecto, desde el entendimiento de las normativas y el programa hasta la relación con el cliente y el manejo de la obra.

Sólo entendiendo que el trabajo de Le Corbusier fue más allá que el proyectar y que su deseo por obtener y concebir sus proyectos superaron a las circunstancias adversas, podemos entender el resultado en estas fotos. No pretendo hablar mucho de los proyectos ya que han sido referentes estudiados y leídos por la gran mayoría de los arquitectos; redundarían mis palabras. Tampoco pretendo compartir mis sentimientos y reflexiones; caería en una descripción subjetiva y personal, quitándole el valor imaginativo que producen las imágenes al ser observadas.

Pero, quiero citar al creador de las obras expuestas. La arquitectura es pura creación del espíritu:

“Un pensamiento que se ilumina sin palabras, ni sonidos, sino únicamente por los prismas relacionados entre sí. Estos prismas son tales que la luz los detalla claramente. Estas relaciones no tienen nada necesariamente practico o descriptivo. Son una creación matemática de vuestro espíritu. Son el idioma de la arquitectura. Con las materias primas, mediante un programa más o menos utilitario que habéis superado, habéis establecido relaciones que me han conmovido, esto es arquitectura.”

Le Corbusier, Hacia una Arquitectura.

 

Villa Savoye · Le Corbusier · Poissy, Francia · 1929

 

Unidad de Habitación · Le Corbusier · Marsella, Francia · 1946-1952

 

Convento de Santa María de la Tourette · Le Corbusier · Éveux, Francia · 1960